martes, 19 de julio de 2016

Parque Natural de Tamadaba (Punta de Las Arenas)

Canarias es conocida por su franja costera abrupta en algunas zonas de las islas, especialmente Gran Canaria, Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. Incluso Lanzarote tiene su zona acantilada al norte donde se eleva el macizo de Famara. En Fuerteventura como acantilados costeros destacan los del macizo de los Cuchillos de Vigán en donde se encuentra uno de los faros más fotogénicos de las islas (el faro de La Entallada).

El "salvaje oeste" de Gran Canaria destaca por su complicada orografía, su verticalidad y su carretera  serpenteante.  Entre el Risco de Agaete y el mirador del Balcón se eleva el monte Tirma que alcanza los 844 metros sobre el nivel del mar y a sus pies se eleva los imponentes cantiles del Andén Verde que se extienden hacia el sur del macizo. Sin embargo, me voy a centrar más en un punto geográfico concreto conocido como Puntas de Las Arenas (la única franja costera que pertenece al municipio de Artenara).

La Punta de Las Arenas (también conocida como Punta Góngora o de Artenara) es un arenal totalmente aislado al resto de la isla. Se trata de una antigua playa de arena blanca que se elevó sobre el nivel del mar debido a unas perturbaciones tectónicas, seguramente por la actividad volcánica que afectó a la isla. Su elevación no fue totalmente plana, pero sí inclinada (se eleva desde los 17 metros a los 138 metros). La composición de la arena es peculiar ya que está hecha de conchas de moluscos erosionados por la constante batida de las olas y arrastrados tanto por las mareas como por el viento. Este tipo de arena es más común en las islas orientales y se la conoce con el nombre de  "jable, por esa razón llaman "Morro Jable" a la punta más meridional del macizo de Jandía.





martes, 1 de septiembre de 2009

Parque natural de Corralejo (Fuerteventura)

Fuerteventura es la isla más antigua y por lo tanto la más erosionada, sus macizos apenas llegan a los 700m excepto el macizo de Jandía cuyo pico más alto (el pico de la Zarza) alcanza los 807 m. La erosión de la isla ha hecho por un lado lugares desérticos e inhóspitos para la vida, pero por otro lado ha creado playas largas, de gran valor paisajístico y de las más bellas del Altántico. El parque natural de Corralejo es un ejemplo de ello, una extensión de dunas y arena blanca que ocupa unos 8 km de largo situado en el norte de la isla ¡Un auténtico paraíso!

El parque natural no solo alberga este amplio campo de dunas, si no también un sector de Malpaís y un cono volcánico (Montaña Roja); precisamente esta montaña nos da la bienvenida a este increíble parque natural con sus distintos colores y su tierra tan "majorera". Un desierto de lava y tierra cubre parte del parque natural dando lugar a unos contrastes geológicos muy poco usuales.


Montaña Roja:


Zona costera donde predomina el Malpaís:

Sí se viaja en coche se puede observar que el paisaje cambia radicalmente al llegar a los arenales y zonas de dunas, no existe una transición de un paisajes a otro, el cambio de malpaís a zona arenosa sucede en segundos; este cambio queda grabado en tu retina.



Las playas de Fuerteventura, al ser tan antiguas, han sido formadas por la erosión de las conchas de los moluscos durante millones de años. Lo que antes era un coraza y un hogar para un ser vivo, ahora se ha convertido en sustrato para especies de plantas y animales y ha creado nuevos ecosistemas. La arena es tan clara y blanca que tiñe de turquesa el mar que rodea la costa de este parque natural, todo una invitación a zambullirse en él.


Las vistas de la isla de Lobos y del sur de Lanzarote son dignas de fotografíar:




El viento en Corralejo es casi constante y algo molesto, pero en cambio es el creador de este singular paisaje que con su soplo desplaza metros cúbicos de granos de arena por día para dar formas a las blancas dunas. Fuerteventura es la isla donde mas sopla el viento porque carece de grandes macizos y cumbres que lo frene y también es la isla menos bendecida por los alisios.



La flora que abunda es la que ya mencioné en la anterior entrada (psamófilo-halófilas) que están adaptadas a un gran nivel de salinidad y aridez; podemos ver algunos ejemplos como la uvilla, la brusquilla y el balacón; los tarajales y las aulagas también abundan dando un toque más verde al paisaje. La fauna está representada por aves marinas y limícolas que viven gracias a los recursos que el mar ofrece, el símbolo animal de la isla (la hubara canaria) también habita en este árido lugar donde anida y cría a sus polluelos.

Una gaviota devorando carroña, la desplazó del mar a las dunas:




En la imágen vemos conchas de moluscos adheridos a la arena, testigos de la erosión y el cambio del tiempo:


Estos pequeños "barriles" son en realidad antiguos nidos de avispas hecho de arena y otros materiales, vemos pequeños orificios por donde la avispa hembra depositaba sus huevos después de construir su nido con la ayuda de su saliva que mezclaba los materiales. Estos nidos de avispas confirman que Fuerteventura era mucho más rica y húmeda en el pasado.


sábado, 29 de agosto de 2009

Recorrido por impresionantes acantilados (Gran Canaria)

El oeste de Gran Canaria destaca por su abrupta y aparatosa orografía, grandes macizos se levantan desde el mar con acantilados que rondan los 300m y hasta los 1000m. Si se hace el recorrido desde Agaete hacia La Aldea de San Nicolás, se encontrarán con el primer gran acantilado y el más alto de todos llegando a medir algo más de 1000m sobre el nivel del mar (el risco Faneque); Faneque es un monstruoso escarpe que se asoma al mar, es una ramifiación del macizo de Tamadaba y está clasificado como el tercer acantilado costero más alto del mundo. Para comprobar el verdadero tamaño de semejante coloso hay que caminar encima de este y ver el mar desde esa altura (somos muy pequeños frente a las enormes esculturas de la naturaleza).






Fotografías de Tania de senderistas Gran Canaria (Faneque)

Pasando el barrio agaetense del Risco nos encontramos con una hilera de acantilados que destaca por su naturaleza volcánica (acantilados del Andén Verde) que también pertenecen al increíble macizo de Tamadaba; el más alto de esta hilera de escarpes mide unos 690m sobre el nivel del mar (una altura a tener en cuenta, incluso las pequeñas embarcaciones se ven como barquitos de papel sobre el mar desde esa altura). La carretera que cruza estos acantilados es peligrosa en invierno por los desprendimientos de piedras generada por las lluvias y sus curvas sinuosas que lo serpentea, además el vértigo está presente en todo el recorrido.




En una parte de esta hilera de escarpes volcánicos nos encontramos con un saliente arenoso que es conocido como punta de las Arenas (también como punta de Artenara o punta Góngora). Punta de las Arenas es un lugar como mucho encanto y que tiene muchas peculiaridades únicas en su entorno; un arenal de arena dorada cubre todo el saliente excepto la orilla que es mucho más rocosa, la única zona arenosa de la orilla de este lugar hermoso es la playa de la Virgen; la playa de la Virgen es un pequeño paraiso entre acantilados cuyas aguas son limpias y queda aislada de la masificación humana. Entre las plantas de zonas xerófilas (secas y subdesérticas) que crece en este lugar destaca la tabaiba dulce; pero las plantas psamófilo-halófilas son las más abundantes como la piña de mar, el chaparro o la uvilla de mar. La geología también adquiere importancia con dunas fósiles y algún que otro fenómeno geológico de notable importancia.









Fotografías de la punta de las Arenas: Tania y Olegario de senderistas Gran Canaria, excepto la primera.

Estos acantilados tienen sus propios microclimas, especialmente en otoño e invierno cuando llegan la niebla y las lluvias. En invierno las zonas bajas son mucho más secas, sufren una gran exposición al fuerte Sol subtropical y reciben poca agua de lluvia, mientras la zonas altas son bendecidas por las lluvias y la humedad. La flora más representativa de estos escarpes la conforma el cardón, existen especímenes de cardón de gran porte colgando de estos riscos costeros que desafían a la fuerza de la gravedad.


Otro saliente destacable y casi siempre omnipresente durante todo nuestro trayecto es la punta de la Aldea o cola del dragón, este saliente es el que más terreno gana al mar, así que se puede observar desde diferentes puntos del oeste gran canario, su forma se asemeja mucho a la cola del mitológico dragón. Desde el mirador del balcón se puede observar una amplia panorámica del mar y de estos riscos impresionantes.

Los colores del mar de esta zona de la isla adquiere una variedad cromática muy bella, se mezclan las tonalidades verdes, azules y turquesas.



Al final del trayecto nos encontramos con el pueblo más occidental de la isla (La Aldea de San Nicolás). Este pueblo costero está situado en un valle rodeado de grandes macizos como el de Tamadaba, Güigúí e Inagua. La Aldea es un pueblo que vive de la pesca y de los cultivos de inverdaneros. Este municipio posee los paisajes más salvajes y radicales de la isla, pese a ser áridos e inhóspitos guarda una belleza que convierte la Aldea en un lugar bello y digno de visitar.






Fotografía de Tania (visual de La Aldea desde Elviso).


En esta imágen vemos que limpia está la costa de La Aldea, y al fondo observamos los acantilados del macizo de Güigüí que posee unas hermosas playas de arena negra y parda, pero se merece una entrada completa y distinta (ya trataré este tema).